En un entorno empresarial que cada vez aprecia más los valores sociales y ambientales, las decisiones de contratación de servicios adquieren una nueva dimensión. Ahora adquieren valor estratégico.
Son muchas las empresas que están incorporando el impacto social como un factor clave en sus estrategias de ventas. En este contexto, saben que optar por un proveedor que sea Centro Especial de Empleo (CEE) como es nuestro caso, les permite cumplir con la Ley General de Discapacidad, pero también genera un valor añadido significativo. Aunque sea en ese difícil espacio de los intangibles donde se ubica la reputación de marca.
¿Qué significa contratar con impacto social?
Contratar con impacto social implica seleccionar proveedores que, además de ofrecer un servicio eficiente (esto es innegociable), contribuyen activamente al bienestar de la sociedad. En nuestro caso esto se traduce en la inclusión laboral de personas con discapacidad, un colectivo que enfrenta barreras importantes para acceder al empleo.
Al confiar tareas como la limpieza, el mantenimiento o los servicios auxiliares a un CEE, las empresas promueven la igualdad de oportunidades y demuestran un compromiso real con la diversidad y la inclusión.
Un beneficio que va más allá de lo económico
Es cierto que aún quedan empresas acuden a un CEE en busca exclusivamente de un servicio a mejor precio. Pero, hoy en día, son mayoría las que reconoce que el auténtico valor de nuestro trabajo trasciende lo financiero. De hecho, muchas organizaciones observan:
- una mejora en su reputación corporativa
- mayor cohesión interna
- una mejor percepción de marca por parte de clientes, empleados e inversores.
Y en un mercado donde el consumidor valora cada vez más la ética empresarial, este tipo de decisiones marcan la diferencia.
Lo que finalmente nos lleva a la conclusión de que contratar empresas de la economía social no es solo una elección ética, sino una estrategia inteligente para las empresas del presente… y del futuro.